La situación que estamos viviendo en el conjunto del Estado y, de forma principal, en el centro neurálgico de la pandemia, la Comunidad de Madrid, supera cualquier grado de indignación y nos amenaza a todos con una sensación de impotencia sin límites. La Organización Colegial ha mostrado, desde el inicio un compromiso, una dedicación y un ánimo constructivo indiscutible para unir fuerzas, a nivel nacional y autonómico en la lucha contra esta crisis sanitaria.
Asistimos a un escenario, en si mismo desolador, al que solo falta ver incrementada su dureza con la carencia del material básico de protección que evite riesgos innecesarios a nuestros profesionales. Ya sabemos que es parte de nuestro trabajo el estar en la primera línea de contención de la enfermedad y que ello entraña riesgos muy superiores a la media. Pero también sabemos que muchos de ellos son evitables con unos mínimos recursos materiales de los que hoy se nos priva.
Por ello, el Presidente del Consejo ha estimado imprescindible hacer llegar esta situación directamente a las mayores autoridades del Estado, no solo en el animo de instarles a tomar conciencia de la situación sino también a, en una demostración de lealtad institucional, avisar de que este desamparo nos aboca a adoptar cuantas medidas de todo orden, incluidas las judiciales, ayuden a establecer un mínimo decoro en la seguridad que hemos de brindar a los
profesionales, y a exigir, en su caso, las responsabilidades que, de su ausencia, pudieran derivarse.
A continuación, la carta:
Me dirijo a usted en mi calidad de Presidente del Consejo General de Enfermería de España, corporación de derecho público, en representación de las 307.000 enfermeras y enfermeros españoles.
No deseo extenderme en esta misiva por cuanto, en el momento actual, ni su tiempo ni el mío pueden detenerse en otras reflexiones y análisis que no sean las dirigidas a combatir la grave crisis de salud pública que atravesamos.
Dudo incluso de que esta carta llegue a sus manos y no se detenga en los filtros institucionales que, me consta, le rodean. Conoce usted como yo la enorme insuficiencia de medios con los que están llevando a cabo su difícil cometido los profesionales sanitarios y, de forma especial, las enfermeras ubicadas en la primera línea de lucha contra el COVID 19.
Le aseguro que sentiría, como yo siento, verdadera vergüenza e indignación si asistiera a la visualización de los recursos materiales de orden preventivo con los que, presuntamente, nuestros profesionales tratan de garantizar su propia seguridad clínica y la seguridad de sus pacientes, muchos de ellos fabricados de manera verdaderamente artesanal por ellos. Le aseguro asimismo que este “pavor” alcanzaría cotas estremecedoras si los comparase con los medios de protección utilizados, por ejemplo, en China por los mismos profesionales de su nivel.
Los datos que diariamente nos facilitan aquéllos que, para mayor irritación por parte de todos, son los mismos que auguraban -con patética aura científica-, una incidencia mínima de esta pandemia en nuestro país pone de relieve cómo España es el país con mayor índice de profesionales sanitarios infectados de todo el mundo.
Esto, señor presidente, no es producto de la casualidad; es producto del desamparo, es producto de la incompetencia que conlleva el triste hecho de que en España, el país cuyo Gobierno usted preside, se es incapaz hasta el día de hoy de facilitar, como sería su obligación, a los profesionales sanitarios los mínimos recursos que impidieran la exposición a un riesgo evitable. Una circunstancia que, en otros países, sus autoridades han sabido prevenir dotándoles de aquellos medios que, al menos ayuden a no infectarse hasta donde es posible. Las enfermeras le aseguro que ya saben y conocen aquellos otros riesgos implícitos en su profesión y que asumen con el sentido del deber que les caracteriza.
Esta situación, de seguir así, no solo atenta contra la salud de quienes nos cuidan sino también la de sus familias y, lo que es aún peor en estos momentos, la integridad de los recursos humanos limitados al servicio de los pacientes.
Sr. Presidente; venimos escuchando los últimos días avisos continuos de que está a punto de llegar el material necesario para garantizar la seguridad de las personas y, al mismo tiempo, comprobamos con estupor y no poca indignación que estos medios no llegan al final de la cadena, allá donde los profesionales tienen que vérselas cada día cada hora y cada minuto con los pacientes infectados por el coronavirus. Hoy mismo se nos informa de una inversión millonaria que -al parecer- haría incrementarse los recursos a lo largo de las próximas 8 semanas, Presidente. Aunque la noticia pueda ser alentadora, ¿no le parece esta falta de previsión –cuando, según se ha sabido ahora, el Gobierno conocía la existencia y los efectos del Covid-19 al menos desde el pasado mes de enero- una provocación más y hasta una burla a los profesionales? ¿No le parece que, aun en el caso de que los materiales lleguen a lo largo de las próximas 8 semanas, ya lo están haciendo tarde?
Lo que sí sabemos, por aportación directa de la evidencia científica, es que el número de contagios entre los profesionales es creciente y se vincula directamente con la situación de desprotección y desamparo en el que nos encontramos.
Llegados a este punto, Señor Presidente, no es momento de alimentar falsas esperanzas, como se ha hecho hasta el día de hoy, sino de dar respuestas efectivas. Tengo que decirle, como responsable de la profesión enfermera en España, que estamos adoptando todos los medios a nuestro alcance y hasta donde nos permite la ley en este
momento tan peculiar para aportar en lo que podamos medios adicionales de los que hoy no disponen las enfermeras.
Tengo que decirle también, aunque no es necesario, que venimos denunciando a todos los niveles esta insuficiencia de medios. Y tengo que trasmitirle, por último que, por cuestión de defensa de la salud pública, de la salud de los profesionales, de la justicia y de la ética y deontología profesional, me veo en la obligación inexcusable de que en el caso de que esta inseguridad persista, nos veremos obligados a adoptar las medidas jurídicas de todo tipo que procedan en exigencia de las responsabilidades inherentes a la dramática situación por la que atraviesan los profesionales de enfermería.
El Gobierno que usted preside ha tenido, tiene y tendrá en todo momento el apoyo incondicional de nuestra Organización y de todos y cada uno de sus componentes. Enfermeras y enfermeros en activo, ya pertenezcan al sector público o privado, jubilados y hasta estudiantes en su último año de carrera están incorporándose masivamente a la contención de esta crisis. Esta actitud, fiel exponente de su compromiso social y de lealtad institucional, estará siempre presente mientras nos encontremos ante el desafío de combatir una enfermedad que tanto dolor y sufrimiento está reportando y lo seguirá haciendo en los próximos años a la sociedad española. Pero, al mismo tiempo, le digo que no escatimaremos ningún esfuerzo en exigir cuantas responsabilidades, a nivel nacional y/o autonómico-, sean necesarias a aquellos que debieran facilitar los recursos necesarios para prevenir un riesgo evitable.
Le aseguro que, por razones de carácter moral ético y de justicia, los mismos valores y principios que entiendo a usted le inspiran como responsable último en la cadena de mando que afronta esta grave crisis, no puedo ni debo conformarme con la inaceptable realidad que diariamente me hacen llegar mis colegas. Le ruego por tanto una implicación personal a la hora de resolver de forma inmediata y urgente el grave riesgo por el que atraviesan los profesionales sanitarios y que conllevará, si no se ataja de inmediato, un incremento aún mayor del drama que hoy vivimos.
Atentamente,
Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería
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