En el último año del Grado se dio cuenta de que la investigación y la docencia «era mi pasión, aunque también me gustaba mucho la clínica«, por lo que comenzó su primer Máster en Biomedicina Traslacional y un segundo en Prevención de Riesgos Laborales, inició el doctorado en 2018 y se fue a Escocia (Universidad de Edimburgo), formación tras la que empezó a trabajar en la UCO, donde hoy imparte clase en diversas asignaturas como Salud Pública, Legislación, Cuidados Básicos, Historia de la Enfermería, Gerontogeriatria y Salud Mental.
– Su tesis se centra en analizar la influencia de las redes sociales en la salud de los jóvenes, y el riesgo que el mal uso o abuso de las mismas pueden suponer, incrementando la posibilidad de provocar trastornos de la conducta alimentaria (TCAs), adicciones, problemas de autoestima o problemas emocionales. ¿Qué enseñanzas o consejos pueden extraer de su tesis los profesionales de Enfermería a la hora de tratar o prevenir estos problemas?
– De mi tesis lo que destaca es que las redes sociales tienen una gran influencia en la salud, y las enfermeras, específicamente las especialistas en salud mental, tienen que entender cómo los TCAs y las adicciones han evolucionado y han integrado el rol que reflejan las redes sociales, que no filtran la información. Estas redes son un factor de riesgo para el desarrollo de TCAs y promocionan en muchas ocasiones comportamientos de riesgo para la salud, por lo que es imprescindible para la prevención y promoción de salud entender cómo funciona este factor. A pesar de que son un factor de riesgo, las redes sociales también pueden ayudar a los profesionales de Enfermería a llegar a la población, así como utilizarlas para promoción de la salud, específicamente para estilos de vida saludable, tales como alimentación equilibrada y ejercicio moderado o adecuado según cada persona.
– Su investigación ha sido ganadora del premio ‘María Zambrano’ por su perspectiva de género. En este sentido, ¿cuál sería la principal diferencia detectada sobre cómo influyen las redes sociales a las chicas y a los chicos jóvenes?
– Con respecto a las diferencias de género, todavía los estereotipos de la sociedad en cuanto a belleza o imagen corporal se relacionan con el sexo y el género, lo que impone una presión social, que, vía redes, parece estar más presente en las mujeres, lo que implica que las mujeres jóvenes tienden a realizar conductas de riesgo en cuanto a su alimentación, dando como resultado TCAs. Por otro lado, también debido a los estereotipos sociales en cuanto a masculinidad, las redes imponen un sistema de aislamiento que favorece la adicción a estas redes y problemas emocionales entre los hombre jóvenes.
– Como afirma, se podría promocionar más a través de las redes sociales u otras tecnologías estilos de vida saludable. Por su conocimiento y experiencia, y para el caso de los jóvenes cordobeses y andaluces, ¿cuáles serían los principales temas a promocionar y de qué manera?
– En este caso, lo ideal sería promocionar un estilo de vida saludable, basado en la alimentación equilibrada y ejercicio. Además, es necesario promocionar el propio uso adecuado de las nuevas tecnologías, así como una buena salud mental, centrándose en una adecuada socialización y evitando el aislamiento social o la depresión. Por último, también es necesario promocionar una mejor autoestima entre la población juvenil.
– Ya a nivel más general, ¿cree que las enfermeras y enfermeros tienen una adecuada formación sobre los efectos del uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales en la salud de las personas?
– Creo que todavía no entendemos el efecto que tienen estas tecnologías en nuestra salud. Además, nuestra formación en carrera y posterior formación continuada creo que es deficitaria en este ámbito, ya que no llegamos a entender cómo funcionan y están integradas estas tecnologías en nuestras vidas, por lo que es necesario estudiarlas mas y seguir formándonos.
En el día de la entrega del I Premio María Zambrano.